abril 15, 2022

La Barranca de Huentitan

 A peser de vivir en Guadalajara toda la vida nunca había ido a la barranca de Huentitan, había escuchado que era bastante difícil subirla pero que la bajada era algo trivial, cosa que descubrí era algo incorrecto.

Es semana santa y en cualquier otro año estaría en el pueblo de mi esposa o quizás en una de las atiborradas playas de la costa del pacífico Jalisciense, pero no en esta ocasión, ahora como nos quedaríamos en la ciudad jueves y viernes mi cuñada sugirió que fueramos a hacer el recorrido de la barranca de Huentitan, quedamos de vernos el jueves a las 8:00AM en la entrada y fue así como comenzó la odisea.

Llegamos un poco después de las 8, a eso de las 8:30 ya estabamos caminando rumbo a la entrada, el sol estaba apenas saliendo pero ya se asomaba en su totalidad, aún así estaba fresco y comenzamos el descenso.

Descender no presenta un reto, solamente hay que tener cuidado de no resbalar y llevárselo con calma puesto que el caerse puede convertirse en un problema ya que el camino va en zig zag y no hay barandales de seguridad, aún así es bastante seguro si uno va con calma.

Llegamos al fondo sin mayor problema, solamente un poco cansados, caminamos bordeando el rio Santiago hasta llegar al puente colgante que durante mucho tiempo fue usado por los lugareños para cruzar al otro lado de la barranca y que comunicaba a algunos pueblos con Guadalajara, ya estando ahí descansamos un poco, tomamos fotos y comimos un tentempié, después de esto nos encaminamos hacia el pueblo fantasma y las vías, para realizar el ascenso.

Caminamos hacia el pueblo fantasma, un pequeño conjunto de casas que quedaron abandonadas y cuyo principal medio de transporte hacia la ciudad eran unas vias que subían directamente hacia Guadalajara las cuales ahora están en desuso y pueden ser utilizadas como un atajo para no hacer el recorrido zigzageante.

Comenzamos a ascender a eso de las 11:10AM ya con el inclemente sol en todo lo alto, no sé a cuantos grados celsius estabamos en ese momento pero bien pudieron haber sido 40, eso sumado al pronunciado ángulo de las vias hizo que la subida fuese pesadísima, solamente llegamos al punto medio donde las vías coinciden con la subida empedrada, por lo que tuvimos que continuar por ahí, fue difícil pero después de un par de horas lograms salir de la barranca, cansados, sudados y asoleados, pero salimos.

Queremos volver pero ya más temprano y quizás con la idea de legar solamente hasta la mitad del recorrido para subir por las vías ya que es un excelente ejercicio, aunque si es un poquitín peligroso.

Espero poder escribir sobre esa experiencia.